sábado, 12 de abril de 2008

La Diabetes, cuarta causa de Muerte en el Mundo


En 2025 habrá 333 millones de personas diabéticas en el mundo. El aumento de la esperanza de vida, el sedentarismo y los cambios de patrones de alimentación serán las principales causas de este incremento. Esta patología es uno de los mayores problemas de salud pública del siglo, si se tienen en cuenta aspectos como la morbilidad y la mortalidad que generan y que supone la cuarta causa de muerte en los países desarrollados. Además, la diabetes consume entre el 5 y el 10 por ciento del presupuesto sanitario mundial con posibilidad de llegar al 40 por ciento en 2025 y triplica la probabilidad de recibir atención médica hospitalaria.

Por otro lado, es la causa más frecuente de ceguera en adultos -retinopatía- y de insuficiencia renal tributaria de diálisis. De la misma manera, aumenta por tres el riesgo de enfermedades cardiovasculares y es causa muy frecuente de amputación de extremidades inferiores.

¿Cómo combatirla?

El ejercicio, en especial correr, andar en bicicleta o levantar pesas, es la mejor arma para combatir la pérdida del control del azúcar en la sangre, el síntoma más importante de la diabetes tipo 2. Los ejercicios aeróbicos y de resistencia reducen de mejor forma los niveles de azúcar en la sangre cuando se realizan de manera paralela.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 220 millones de personas sufren de diabetes tipo 2, un problema causado por una predisposición genética, la falta de ejercicios y el exceso de comida. De acuerdo con los científicos, el ejercicio que acelera la respiración de una persona reduce el riesgo de diabetes tipo 2 y mejora el control del azúcar en la sangre. Las bondades sobre el ejercicio, entre ellos el levantamiento de pesas, fue extraída de un estudio a 251 personas sedentarias y de entre 39 y 70 años de edad.

Esos pacientes fueron separados en cuatro grupos. Uno hacía ejercicios aeróbicos tres veces a la semana, otro también hacía ejercicios de resistencia el mismo tiempo; otro, los dos tipos de ejercicio, y el cuarto era totalmente sedentario. A todos se administró una dieta para mantener su peso y se midieron su azúcar en la sangre, el colesterol, su peso y otros signos vitales. Los niveles de azúcar se redujeron con el ejercicio. Especialmente la hemoglobina A1c, que mide la medida de azúcar, se redujo medio punto porcentual en personas que hacían una forma de ejercicio y un punto completo en las que hacían los dos tipos de ejercicio.

Se calcula que la reducción de un punto en A1c está vinculada a una disminución de entre 15 y 20 por ciento en problemas cardiovasculares y a una bajada de 37 por ciento en las complicaciones renales, oculares y de las extremidades. Por tanto, una sana recomendación: Haga ejercicio, no importa la edad que tenga... con ello está cuidando su vida.

lunes, 7 de abril de 2008

La Equinácea, un antibiòtico natural


La Echinacea o Equinácea es una de las hierbas más populares en el campo de la medicina natural. La llaman antibiótico vegetal, aunque no mata directamente las bacterias como un antibiótico clásico. Su actividad se explica por una estimulación del sistema inmunitario. Originaria del este de Norteamérica, cuyos tallos huecos pueden alcanzar hasta un metro de altura, presenta hojas alargadas y estrechas. Sus flores son cónicas, vistosas y de color púrpura. Las raíces y la hierba se utilizan para tratar una variedad de infecciones y afecciones. Las primeras referencias en torno a esta planta datan del siglo XVI. Ahí se descubrió que era usada por los indios nativos de América del Norte, quienes, en vista de sus propiedades curativas, la consideraban sagrada. Sus usos más frecuentes estaban relacionados con los problemas dentarios, la gripe, los resfríos, la tos, los problemas de garganta y como antiséptico de heridas infectadas. Además de ser el único "remedio" utilizado contra las mordeduras de serpiente e insectos venenosos.

Las tres variantes más comunes y utilizadas en fitoterapia son la Equinácea Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea -se cree que esta última es la más efectiva-. Las partes que se usan en los preparados incluyen la raíz, sumidades floridas (los extremos de los tallos que contienen hojas) y las hojas recolectadas en otoño en el momento de la floración y después de producidas las semillas. A veces se emplea también la planta entera. Actualmente, hay disponibles centenares de productos que contienen Equinácea. Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.

Reforzando el sistema inmunológico

Quienes propician su uso destacan la capacidad de esta planta de reforzar el sistema inmunológico y generar mayor resistencia frente a diferentes agentes externos como virus, bacterias y sustancias tóxicas. También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria ya que aumentaría la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos gracias a la inhibición de una enzima llamada hialuronidasa. La acción antiinflamatoria de la Equinácea data de 1950, cuando se obtuvieron buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica. Otra cualidad curativa de la planta es su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización) y antitumoral.

jueves, 3 de abril de 2008

SE DUPLICAN LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES


El cardiólogo y director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, Valentín Fuster Carulla, alertó acerca del incremento del número de muertes por dolencias cardiovasculares durantes los próximos años. "Es el problema del futuro, un auténtica epidemia mundial", afirmó Fuster, en rueda de prensa posterior a una conferencia que ofreció en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo.

A este respecto, Valentín Fuster declaró que la incidencia de las enfermedades cardiovasculares en la población mundial se incrementará en hasta un 200 por ciento en las próximas décadas.

Una dolencia mundial

El investigador explicó que este tipo de dolencias no sólo afectan a los países ricos, sino que los países en vías de desarrollo también se ven afectados por éstas. En este sentido, el experto informó que los fallecimientos por enfermedades cardiovasculares en estos países alcanzan ya el 30 por ciento. "El que piense que este un problema de países ricos se equivoca", apuntó el investigador.

Si las enfermedades cardiovasculares son la causa de un elevado porcentaje de muertes en las naciones con menos recursos, este porcentaje no es menor en los países más desarrollados. En este aspecto, el investigador manifestó, que a pesar de los avances científicos, en los últimos 30 años en EE.UU el número de muertes por dolencias cardiovasculares apenas han experimentado variaciones.

La obesidad es la principal causa

Para el cardiólogo, el principal factor de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares es la obesidad. En este sentido, el experto manifestó que una parte importante de la población "no sabe lo que come", con el claro riesgo que esto conlleva para su salud. "La tragedia de la enfermedad cardiovascular es el consumo", afirmó Fuster.

El experto incidió en la importancia de la prevención desde edades tempranas para evitar padecer enfermedades cardiovasculares. En este sentido, Fuster manifestó que los esfuerzos del futuro deben ir encaminados en potenciar los mecanismo de defensa propios del ser humano. "Hay que activar y manejar mejor los mecanismo de defensas para prevenir las enfermedades cardiovasculares", señaló el investigador.

El investigador declaró que en los últimos años, EE.UU ha gastado más de 400 millones de dólares en tratar enfermedades cardiovasculares. "El sistema es, por tanto, insostenible", afirmó. En el mismo plano, el cardiólogo afirmó que si a los políticos no les importar la investigación científica, es que "no les importa el futuro".

"Se ha de gastar mucho más dinero en promover la salud que el que se ha invertido hasta ahora", señaló. Para el experto, las compañías médicas se "han dado cuenta" de que tienen que enfocar sus actividades a la prevención, porque para el resto "no hay dinero".

CUIDADO CON LOS PESTICIDAS


"¿Donde encuentro un buen tomate de huerta?...pregunta una señora en el supermercado, mientras rebusca entre unos cajones apilados. "Si es que estos tomates ya no saben a nada". Y esta mujer tiene razón, tanto los tomates como la mayoría de las frutas y verduras que se pueden comprar en el supermercado, distan mucho de los recogidos de una huerta tradicional. Estas diferencias ya se han hecho patentes en los últimos estudios, que demuestran que no solo se diferencian en el sabor, sino en los beneficios para la salud.

La FSA (Food Standards Agency) en Gran Bretaña ha terminado un estudio sobre alimentos biológicos que duró 4 años. Durante este tiempo cultivaron y analizaron alimentos biológicos para compararlos con los de producción industrial. La conclusión fue que los primeros tenían cerca del 40 por ciento más de antioxidantes que los segundos. Un dato muy significativo, ya que estas sustancias son muy beneficiosas para la salud y la prevención del cáncer.

De la industria a la mesa

Pero las diferencias entre los productos biológicos y los que podemos encontrar en los supermercados no se limitan a la cantidad de antioxidantes. La explotación industrial de grandes latifundios, la eliminación de las plagas con pesticidas, la conservación por medio de aditivos químicos o naturales, los potenciadores de sabor químicos, e incluso colorantes o ceras protectoras, transforman los alimentos que llegan hasta nuestra mesa pues llevan consigo muchas sustancias que no aparecen citadas en ninguna etiqueta.

Según la mayoría de los estudios, estos productos no alcanzan el índice de peligrosidad necesario para que sean prohibidos en el mercado, porque no aumentan el riesgo de cáncer de manera significativa. Sin embargo, la investigación en este campo está aumentando considerablemente, y ya hay algunas evidencias del daño que en concreto los pesticidas hacen en nuestra salud.

La Universidad de Liverpool ha investigado estas sustancias y afirma que los contaminantes ambientales como los pesticidas sintéticos y compuestos organoclorados como los presentes en plásticos pueden tener más influencia en la probabilidad de cáncer de lo que se ha pensado hasta ahora.

La relación de estos compuestos con el cáncer no es tan evidente como la del tabaco y el cáncer de pulmón. El riesgo a tener en cuenta viene cuando se dan una serie de factores juntos. Estos son la disponibilidad genética y una exposición alta a estos componentes, que se encuentran sobre todo en los productos cárnicos y lácteos.

Evolución en el estudio

Este enfoque del estudio es un paso adelante en el desarrollo en este campo, porque no existe todavía una investigación seria que estudie los efectos de la exposición a todos estos productos en conjunto, junto con los demás factores ambientales o genéticos. Es decir, por si solos no son peligrosos, pero ¿lo son todos juntos?