lunes, 7 de abril de 2008

La Equinácea, un antibiòtico natural


La Echinacea o Equinácea es una de las hierbas más populares en el campo de la medicina natural. La llaman antibiótico vegetal, aunque no mata directamente las bacterias como un antibiótico clásico. Su actividad se explica por una estimulación del sistema inmunitario. Originaria del este de Norteamérica, cuyos tallos huecos pueden alcanzar hasta un metro de altura, presenta hojas alargadas y estrechas. Sus flores son cónicas, vistosas y de color púrpura. Las raíces y la hierba se utilizan para tratar una variedad de infecciones y afecciones. Las primeras referencias en torno a esta planta datan del siglo XVI. Ahí se descubrió que era usada por los indios nativos de América del Norte, quienes, en vista de sus propiedades curativas, la consideraban sagrada. Sus usos más frecuentes estaban relacionados con los problemas dentarios, la gripe, los resfríos, la tos, los problemas de garganta y como antiséptico de heridas infectadas. Además de ser el único "remedio" utilizado contra las mordeduras de serpiente e insectos venenosos.

Las tres variantes más comunes y utilizadas en fitoterapia son la Equinácea Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea -se cree que esta última es la más efectiva-. Las partes que se usan en los preparados incluyen la raíz, sumidades floridas (los extremos de los tallos que contienen hojas) y las hojas recolectadas en otoño en el momento de la floración y después de producidas las semillas. A veces se emplea también la planta entera. Actualmente, hay disponibles centenares de productos que contienen Equinácea. Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.

Reforzando el sistema inmunológico

Quienes propician su uso destacan la capacidad de esta planta de reforzar el sistema inmunológico y generar mayor resistencia frente a diferentes agentes externos como virus, bacterias y sustancias tóxicas. También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria ya que aumentaría la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos gracias a la inhibición de una enzima llamada hialuronidasa. La acción antiinflamatoria de la Equinácea data de 1950, cuando se obtuvieron buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica. Otra cualidad curativa de la planta es su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización) y antitumoral.

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