sábado, 29 de marzo de 2008

LA HIDRATACIÓN ÓPTIMA DEL CUERPO


A la hora de cuidar nuestra nutrición, muchas veces se olvida que mantenernos hidratados es muy importante. Se deben beber cerca de dos litros de agua al día y eso es algo que no mucha gente cumple. Pero saber la cantidad adecuada de agua que tenemos que beber según nuestra actividad, es una ventaja para conseguir una salud excelente sin caer en el exceso o el defecto.

La hidratación es muy importante para cualquier persona y más para los deportistas, porque mejora su rendimiento y evita lesiones. Durante la actividad física intensa, nuestro cuerpo pierde líquidos y sales minerales que son necesarios para realizar sus funciones vitales correctamente. Cuando se inicia cualquier actividad física continuada, la temperatura corporal aumenta progresivamente. Y el agua es un factor fundamental para regularla.

Cálculo del agua necesaria

La cantidad de agua que debemos beber depende de las condiciones en que uno vive, de la cantidad de ejercicio, pero también de las condiciones climatológicas a las que esté expuesto y a la masa corporal que se posea. En condiciones de temperatura y humedad normales, y con una vida sedentaria se deben consumir alrededor de 2 litros de agua al día. A partir de ahí se debe aumentar el consumo según el ejercicio que se haga. Si se quiere ser preciso con esta cantidad extra, la solución es pesarse antes y después de realizar ejercicio. La diferencia será la cantidad de agua que hemos gastado.

A parte del agua que bebemos, nuestro cuerpo tiene maneras de conseguirla de donde aparentemente no se puede. En la 'quema' de los nutrientes que se realiza en la célula, se producen pequeñas cantidades de agua. Esto ocurre sobre todo en la oxidación de las grasas. El cuerpo humano produce aproximadamente 300 ml de agua diariamente a través de este proceso. Por lo que es una cantidad que hay que tener en cuenta para alcanzar la hidratación perfecta.

Cuando no tenemos una hidratación adecuada, tanto por defecto como por exceso, nuestras funciones corporales no se realizarán con efectividad provocando desde desmayos hasta congestiones pulmonares.

El defecto: deshidratación

Cuando no tenemos suficiente agua en el cuerpo caemos en la deshidratación y los síntomas no son demasiado agradables. En primer lugar la temperatura corporal no se regulará correctamente por lo que se sufre el llamado 'golpe de calor'. En segundo lugar sentiremos cierto agotamiento y pérdida de los niveles de fuerza y resistencia muscular. En tercer lugar se pueden llegar a tener calambres musculares y por último se sufre el desmayo y la pérdida del conocimiento.

Las funciones que realiza el agua en nuestro cuerpo son muchas. A parte la que hemos mencionado antes sobre la regulación de la temperatura corporal, el agua también ofrece a las células el medio adecuado para realizar todas las funciones metabólicas necesarias para vivir. Además permite el transporte de los nutrientes a las células y de los desechos al exterior.

El exceso: hiponatremia

En muchas ocasiones los deportistas se suelen sobrehidratar antes de realizar una actividad física extenuante. Esto ayuda a amortiguar el aumento de la temperatura corporal, que en ocasiones puede llevar a desmayos si se hace deporte un día caluroso.

Sin embargo cuando uno abusa de la sobrehidratación tiene posibilidades de caer en la hiponatremia. Cuyos síntomas en los casos más graves pueden ser congestión pulmonar e inflamación cerebral. Esto ocurre cuando el nivel de sales minerales de nuestro cuerpo, sobre todo el sodio y el cloro no son suficientes para retener el agua que bebemos y se produce una deshidratación hipotónica. En otras palabras, no asimilamos el agua que ingerimos y sale por donde no debe.

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